Pete Parsons, el jefe de Bungie, explicó que han tenido que tomar decisiones difíciles debido a los altos costos de desarrollo, cambios en la industria y la economía complicada. Por eso, están enfocándose en desarrollar los juegos Destiny y Marathon, lo que ha llevado al despido de 220 empleados, sumándose a los 100 que ya despidieron el año pasado. Estos recortes afectan a todos los niveles de la empresa, incluyendo a los ejecutivos.
Además, Bungie se está integrando más con PlayStation Studios. Primero, van a transferir a 155 empleados a Sony Interactive Entertainment en los próximos meses, lo que según Bungie, ha ayudado a salvar empleos. Segundo, están trabajando con PlayStation Studios para crear un nuevo estudio que se encargará de un juego de acción en un nuevo universo de ciencia ficción.
En total, Bungie ha perdido más de 350 empleados de los 1.200 que tenía en 2023, entre despidos y transferencias. Todo esto ocurre dos años después de que Sony comprara Bungie por 3.600 millones de dólares para fortalecer su oferta de juegos como servicio.