El lanzamiento de Mirror’s Edge sorprendió tanto a prensa como a los usuarios, llegando a convertirse casi de manera inmediata en un juego de culto en la pasa generación. Lo realmente innovador de este título era que por primera vez, un shooter en primera persona se centraba más en el movimiento que en disparar a enemigos. Es por ello, que gran parte de los jugadores de la anterior entrega, se encuentran expectantes para disfrutar de esta secuela que veremos si ha cumplido con todas las expectativas.
Comenzaremos hablando del apartado gráfico. En este aspecto no apreciaremos un nivel innovador ni que revolucione el género, pero si que se nota la mano de DICE con respecto al primer juego. No queremos malas interpretaciones, el juego se ve muy bien pero no será por lo que se recuerde a lo largo de los años. En Mirror’s Edge Catalyst destacan muchos elementos, entre los que se encuentra por ejemplo la ciudad. En un primer momento puede parecernos pequeña y repetitiva, hasta que pasa aproximadamente la hora de juego y comienza a abrirse nuevas misiones en el mapa. Mencionar que todas las zonas del mapa se encuentran muy bien diferenciadas, con su propio diseño y personalidad.
Durante la primera zona nos encontraremos con edificios blancos y naranjas, con puertas de mantenimiento y bastantes tuberías. Más adelante tendremos acceso a una zona de la clase alta, llena de colorido y terrazas con mesas de diseño, así como otra zona de oficinas o una zona de construcción.
Se utiliza de manera muy inteligente la iluminación, sobresaliente en todo el juego. Podemos ver cómo se crean sombras gracias al sol, así como el cambio de tonalidad en la luz cuando atardece o anochece. Notable trabajo también en todo lo relacionado con los personajes principales. Faith, aunque realmente sólo apreciamos sus pies y manos la gran parte del juego, está muy bien definida. Su pelo, su piel, sus manos y su cuerpo en movimiento son un alarde de belleza y de mimo por parte de los desarrolladores. Lo mismo podemos decir del resto de personajes principales, como Noah, su mentor; Icarus, su compañero; o Dogen, el mafioso local.
Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de los personajes secundarios, ya que su diseño tiene una carga polígona mucho más baja, con caras mucho más planas y cuerpos genéricos. Nos ha sorprendido que los personajes secundarios estén tan por debajo del nivel de los protagonistas. Una pena.
Pasemos a hablar del apartado sonoro. La banda sonora llega a pasar desapercibida a lo largo de la historia, ya que como pasaba en la primera entrega, el juego prefiere que se escuche el sonido ambiente. La echaréis en falta sobretodo en puntos importantes del juego, donde directamente se olvidan de ella y que echaremos en falta rápidamente.
Sin embargo, los temas musicales son buenos, minimalistas, muy acordes a la estética del juego, pero eso sí, siendo muy continuista y sin aportar ninguna novedad, aunque podamos disfrutar muy poco de ella como hemos comentado anteriormente. Los efectos sonoros cumplen con su cometido, siendo bastante realistas pudiendo apreciar detalles como la respiración agitada de nuestra protagonista cuando paremos. También habrá un sonido diferente dependiendo del tipo de superficie que pisemos, distinguiéndose claramente entre el asfalto, la grava o el hormigón.
No podemos acabar este apartado sin hablar del excelente trabajo de doblaje que nos encontramos en Mirror’s Edge Catalyst. Podremos escuchar a actores de doblaje de las voces de Hugh Jackman, Christian Bale o el mismísimo Nathan Fillion (Richard Castle), que ya dobló a Connor Kenway en la tercera entrega de Assassin’s Creed.
A pesar de su línea continuista, se incorporan nuevas funciones, como un gancho que nos permitirá balancearnos por los edificios de la ciudad. Este gancho también nos servirá para llegar a zonas inaccesibles al principio de nuestra aventura. Tampoco podremos acceder a determinas zonas sin obtener la mejora correspondiente, detalle que nos ha gustado mucho. Estas mejoras las obtendremos a través de un sistema de mejoras algo básico, pero que funciona bastante bien, facilitándonos nuevas acciones que nos servirán a lo largo de toda la campaña.
Sin duda, donde más innova el juego es en su sistema de combate. En esta entrega tendremos un botón para dar puñetazos y crear combos. Además, tendremos otro botón para realizar lo que el juego llama “ataques con impulso”, que desestabilizan a los enemigos y nos permite lanzarlos con una patada hacia objetos del entorno, como paredes u otros enemigos.
También tendremos a nuestra disposición la opción de sabotear los sistemas de comunicación, haciendo que se queden sordos y ciegos durante unos pocos segundos. Si hablamos de los enemigos, nos vamos a encontrar únicamente con cuatro tipos de enemigos. Estos enemigos se diferencian exclusivamente en sus trajes y en la cantidad de ataques que nos pueden evitar. En primer lugar encontramos a un guardia de traje blanco que nos evitará ningún ataque, uno de color azul que nos contratacará el segundo ataque repetido que hagamos, uno gris que solo será afectado por los ataques de impulso y uno armado con metralleta, que puede atacarnos desde la distancia.
Para el final dejamos al mejor enemigo del juego, llamado el Centinela. Se pueden identificar por el traje de color negro, pueden evitar todos los ataques y son más fuertes y más rápidos que nosotros. Un solo centinela nos puede llevar un minuto entero de combate ya que es un enemigo muy inteligente que nos pondrá las cosas difíciles.
Mucho se ha hablado de la duración de Mirror’s Edge Catalyst, el cual tendrá una duración aproximada de diez horas, ampliando su duración si nos entretenemos con las misiones secundarias. Éstas son bastante pobres y básicas, basándose la mayor parte del tiempo en ir de un punto a otro con un cronómetro muy justo en duración.
En definitiva, los jugadores que tenían grandes esperanzas en las nuevas aventuras de Faith, pueden que no vean colmadas todas las expectativas. Mirror’s Edge Catalyst es un buen juego, que no llega a ser excelente por seguir una línea bastante continuista y ponerse límites. La acción frenética sigue siendo una maravilla, correr y saltar por los tejados una delicia, pero todo se tuerce cuando nos detenemos a apreciar detalles a baja velocidad. Un sistema de combate que pese a aportar funciones interesantes se siente algo deficiente y un apartado gráfico “suficiente” para los tiempos que corren, hacen que este juego no llegue a ser aquella sorpresa que supuso su primera entrega. Si a esto le sumamos una historia del montón y que la mayor parte de las misiones es ir del punto A al punto B, nos deja una secuela que quizás no sorprenda tanto, pero supera en todo a su predecesor.